Afortunadamente, yo no te extraño.
La tobillera de mi pie derecho te extraña,
los discos que escuché cuando estabas,
los libros que leí, los que quise leer.
Yo no te extraño, te extraña el colibrí que vino al mediodia
y el zorzal que canta casi cada mañana, pero te extraña sólo si yo lo escucho.
Te extrañan mis morrales y todas mis remeras
y algún que otro pantalón tambien te extraña.
Por suerte no te extraño.
Te extrañan los relojes de casa que nunca dan la hora, sino que me la quitan.
Mi sol en clave y su corchea y el pie que las contiene.
La puntas de mis dedos...
Te extrañan los lugares de mi cuerpo que dejaste baldíos,
pero yo no.
Una sandalia mía flotando a la vera de tu cama una mañana de lluvia,
y ese todo que hoy ya es nada.
Yo no te extraño,
el vidrio roto de mi ventana es el que extraña,
la alcancía que mira su interior vacio.
Los sueños que viajan alocados en casas rodantes,
las palabras de amor que nunca dije.
Te extrañan cada uno de los abracadabras que nunca llegue a usar
y la escoba imaginaria de mi vuelo inventado....
Y mi yo endemoniadamente absurdo te extraña.
Pobres, casi que me dan pena , si pudiera explicarles te extrañarían menos,
pero no puedo, no se de que manera, porque yo no te extraño.
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