Otra vez él...

Es raro, todo esto es raro, pero es lógico, porque ni vos ni yo nos ajustamos a eso que los otros denominan normal.

Porque vos sabés, como sabe todo el mundo, la única diferencia es que vos me sabés.

Sabés que soy capaz de fugarme con la llama de las velas que suelo prender.

Vos sabés que mi vida a veces se viste de fiesta y otras de tragedia casi griega y algunas mas, de eso que se celebra con las confesiones del alma que salen en el alba hechas agua por los ojos.

Sabés que me distraigo y me desvío, pero que siempre vuelvo, porque como alguien dijo, volver es una forma de encontrarse, y yo estoy buscándome en forma permanente, entonces, es consecuente con eso.

Sabés, aunque no digas, de todos mis quebrantos y de como se me atomiza el ama y hasta de mi capacidad de reinventarme.

Sabés que me matan las muertes absurdas y en todas sus formas la injusticia.

Sabés que me enternece el recuerdo de Hernández encaramado en las ramas de una encina tratando de imitar a un ruiseñor, y como me ensombrece el saber que Federico se soñó cordero teñido de sangre en su blancura, desgarrado por los dientes feroces de los lobos hambrientos de poder y ciegos de desentendimiento...y sabés que me trae irremediablemente a un pasado tan nuestro de dolor.

Vos sabés cual es el momento en el que me sitúo en el punto exacto entre el cielo y el infierno y cual es la cuerda precisa que tenés que tocar para devolverme a la tierra; sabés que es lo que viene para borrar el miedo.

Porque a veces me pierdo y de a ratos me encuentro y me vuelvo a perder.

Porque vos sabés, me sabés.

Me sabés disconforme y en crisis permanente.

Sabés que la rutina me aniquila como te arruina a vos.

Porque somos iguales en el fondo de lo que es tan distinto.

Porque yo te proclamo tan parecido a él, pero sé y vos sabés , que en el momento justo de la complicidad, convergen tus silencios y los mios y se hacen uno solo en grito de libertad.