martes, 1 de febrero de 2011

De otros Mundos ...hoy....LLUEVE ROCIO

A veces  uno no tiene las palabras...o será que las gastó todas, o están cansadas las letras de ser siempre las mismas o el alma de repetirlas a cada paso.
Entonces, sucede algún milagro y uno se encuentra de pronto con lo que quiere decir, pero dicho por otro y nunca mejor dicho, como si ese otro se hubiera metido en nuestros pensamientos y hubiera interpretado lo que ellos dejaron escapar...
Ya lo dije hace poco, que hay que darse una vuelta por ahí, que vale del todo el viaje...hoy lo repito y reafirmo...esto que aquí dejo, es la muestra de lo que digo....





El tren.

En tren silba y se detiene un momento. Suben a un coche las viajeras. Desde allá arriba, desde la casa ahora cerrada, muda, si esperáramos el paso del tren, veríamos cómo la lucecita roja aparece y luego, al igual que todas las noches, todos los meses, todos los años, brilla un momento y luego se oculta.
Azorín.

Dicen que la vida es como un viaje en tren,
con estaciones, pasajeros, billetes de ida y vuelta…
Dicen que hay trenes que sólo pasan una vez en la vida,
que o los coges a tiempo, puntual, o los pierdes para siempre.
¿A quién no le ha pasado?

Reconozco que he sido puntual en mi llegada a las estaciones,
que siempre he comprobado los horarios y meditado los mejores destinos,
y que aún así, siempre elegí rápido, fácil, sin revisar demasiado, “aquí mismo, aquí me vale”.
Quizá por eso en más de una ocasión dejé escapar trenes que me habrían hecho ser,
con total certeza de otra forma, no sé si mejor o peor, pero distinta…
No sé tampoco muy bien, si lo elegí o me lo impusieron, pero ante la duda prefiero pensar que lo decidí yo…

Hoy reconozco que merodeé en trenes ajenos,
que supliqué por parar en estaciones absurdas,
y que pasé los mejores momentos en lugares a los que nunca volvería.

Reconozco que puse el cartel de “ocupado” cuando más vacía estaba,
que me negué a arrancar cuando más necesita escapar,
que huí cuando debería haberme quedado un rato más,
que bajé a viajeros injustamente,
 y que injustamente también recibí a muchos otros.

Hoy reconozco que me fui al último vagón y me senté de espaldas porque me daba vergüenza el mundo.
Que cerré los ojos y me dejé llevar porque no me quedaban ilusiones con las que seguir viajando.
Que si volví a viajar no fue por ganas sino por necesidad.
Que si fue por necesidad fue porque a veces te dejas arrastrar por no quedarte quieto.
Porque quien está quieto está muerto.
Porque para estar muerta me sobra el tiempo.
Porque no estamos para desperdiciar el tiempo.
Porque a veces a destiempo, se cogen y se dejan escapar los mejores trenes.
Porque reconozco que tal vez no dure mucho este viaje, ni pueda ofrecerte la mejor  de las compañías.
Porque te estoy invitando a subirte y me estoy cansando de esperarte.
Porque esperar siempre es perder el tiempo.
Porque no me gusta repetirme ni repetírtelo... Los silencios están gritando

3 comentarios:

Antonio dijo...

Un precioso viaje por la vida, con sus vaivenes, sus llegadas y sus precipitadas despedidas. No en vano todo, y digo todo, nos acompaña en este viaje de ida que no tiene vuelta.
Ojalá, que los viajeros te dejen huella....

Rocío Andréu dijo...

jaja Cecis, como asigas así te voy a tener que pagar por hacerme publicidad =P

Me alegra mucho que te haya gustado y que hayas sentido identificada...

La verdad que no merezco tanto...

Un abrazo fuerte!

Gabriela Alatorre dijo...

Si, así pasa, te encuentras en otro. A mi me sucede todo el tiempo en tus escritos.

Saludos y un abrazo!