Recorro con los ojos cerrados la memoria
y encierro los recuerdos que me ciegan el alma.
No escucho tu silencio, ni acaricio las sombras.
No recuerdo tu rostro ni tu risa,
ni siquiera tu nombre ni como me nombrabas.
Se borró tu mirada de toda mi extensión.
Y aquello tan temido sucedió esta mañana.
Ya me olvidé de todo, incluso del dolor.