El dibuja en el aire con sus manos melodías que solo le pertenecen a ella...desde el principio mismo de los tiempos...
El lo sabe...
Y ella llegó un minuto después de su presentimiento, una hora después del preciso momento en que su perfume hubiera inundado la ciudad que él conocía mas de noche que de día... unos días mas tarde que el dolor atravesara su mañana de domingo... dejándole preguntas sin respuesta y la extraña sensación de una palabra muda...
Y su música le estaba destinada aún antes de nacer, él como hombre, ella como armonía...
Nada es casual, dicen por ahí, y sus manos fueron creadas solo para ella, y ese instrumento que acaricia con pasión lleva su nombre y su piel...
El lo sabe... ella lo adivina
Y él la imaginó con un nombre acorde...nunca mejor dicho...acorde y acorde..., con la piel tan blanca y el pelo tan negro, como una redención de Blancanieves, escapada del cuento, corriendo a rescatarlo...llevándolo del dolor reciente a la fantasía plasmada en plena calle, escondida en una excusa convertida en fotocopia...
Ella, dibujando imagenes solo con la mirada, recogiendo la música que le fuera tan propia, olvidando lo que el mismo dolor le habría traído...
Ella...tan blanca, con el pelo tan negro...igual a un pentagrama...que alberga aquella melodía que solo le pertenece a ella...desde el principio mismo de los tiempos...