El hacía regalos a su mujer y a sus hijos en el día del padre... y diez días antes comenzaba con la cantinela de que nada necesitaba, que no le compraran regalos, con cara de malo que nadie creía...y luego aceptaba los que recibía con fingida mala gana, pero los sotenía largo rato en sus manos...acariciandolos....recorriendolos con sus pulgares...desde siempre, como adivinando que algún día sus ojos no alcanzarían...como en un ensayo táctil...
Soportaba mis embates cariñosos y me apartaba palmeandome la espalda....como acabo de descubrir que veces hago yo...lo que se hereda no se roba, dicen...era un juego que jugábamos a menudo...yo arremetía con toda la artillería de amor de hija y el repelía el ataque...con todo su amor de padre...pero era solo eso...un juego mas de nuestra infinita y silente complicidad...en el mate compartido...pasado de mano en mano...
Compartimos ensayos, estrenos...caminamos juntos el mismo escenario...en algunos teatros y en este maravilloso que es la vida...
Hoy ya no puedo despeinarlo para que se enoje, ni abrazarlo para que me palmee la espalda...ni preocuparlo llegando tarde...le di mucho laburo...fui rebelde...desordenada e hice todo al revés de lo que se debía hacer... pero de él heredé este espíritu libre...como libre es él ahora...
Esa es la herencia que me dejó, el amor por el teatro, por las letras, su rebeldía acallada...guardada ahí para que yo la usara....
Heredé su apellido e innegablemente...heredé su nariz...
Sirva esto como homenaje a él y a todos los padres que andan por aquí...los que lo son y los que lo serán...
Y pido perdón una vez mas pro volcar algo tan propio, tan íntimo y falto de valor literario...pero ....ustedes saben...el viejo...es el viejo...